Mi muerte será tranquila, serena.
Me ire sin rencores, sin llantos ni penas.
Iré recogiendo en cada mirada,
el amor de todos los que más me amaban.
Estaré segura de que en mi partida,
se haga una gran fiesta en mi despedida.
No quiero que piensen que ya estaré ausente,
en mi propia muerte estaré presente.
Quiero una guirnalda de flores silvestres
que adornen mi pelo, que cubran mis sienes.
Que lleve las manos repletas de lirios,
y recen canciones de amor y cariño.
Mi muerte será como la de todos,
con la risa ausente, cerrados los ojos,
pero en la mirada tendre mil estrellas
para iluminarles con cada una de ellas.