Mocedades de la vida.

Contigo aprendí las mocedades de la vida
el recorrer tus calles en apagados momentos,
el dormir despierto, el apuro por la huida
al primer ruido que encontrara en tu silencio.
Contigo aprendí a demostrarme a mi mismo
el sentido posible de todos mis desvelos,
la noche en tu cuerpo, los gemidos de tus sismos
el contornear constante de tu piel de terciopelo.
Contigo valore las circunstancias precoces
de asirme a tus vastos y húmedos senderos,
cual una río de estrofas con todas sus voces
el atardecer lluvioso de versos usureros.
Y ahora se que de ti nada me queda
solo el perfume insistente en mi almohada,
de colores varios que extrañan la primera
cita de amor que se esfumó sin madrugada.