Tropical isla para qué nos diste,
las manos llenas de color,
Todo lo que se toque,
se llenará de calor.
Mi Cuba es una tierra agradecida,
Jamás se pierde lo que en ella se siembra.
Toda fe puesta en ella fructifica.
Sueños en campos de caña, agua,
Agua de mis imágenes, tan muerta,
nube de mis palabras, tan desierta,
noche de en dominable poesía,
Y no puedo esperarla tengo cita.
Con la distancia, si ahí se ha nacido.
No te conozco pero ahí está mi ombligo.
Aunque soy adoptado eres patria mía,
Con la vida, a las voces de un cantar.
En las tardes sutiles de mi tierras,
Déjame un solo instante estar,
dejar ser grito y no dolor.
No puedo cambia el clima del corazón.
Beber la penumbra de un baso de vino,
inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,
ahondarme en el manto de pliegues finos,
Amo a mi Patria. Su fulgor invencible.
No ignorar que ese primero de Enero,
lejos del sueño todo lo existente.
Y el rojo fuego del comunismo,
con su plena poder de transformarse.
Han hecho un infierno si la presencia de dios,
Las cosas hoy dispersas se reúnen,
y las que están más próximas se alejan,
Muchas gentes por dos cosas darían la vida,
El lugar suyo, y la libertad,
Señor de los cielos ten bondad.
Las palabras se rompen contra el aire.
Nada se destruye, otorgas si estas presente.
Copyright © 2010 Ramiro Álvarez Cedeño.
Amigo poeta y compatriota: Yo que nací en ella no la conocí en mi primera visita que hiciera a los diez y seis años de estar exiliada. Cada vez que vuelvo la conozco menos. Han hecho de nuestra Patria un despojo. Sus hijos vagan tristes con sus miradas ausentes; los hogares carecen de techo; niños descalzos ansían el pan nuestro de cada día; las cárceles guardan inocentes hombres preñados de libertades. Así es nuestra Cuba. Su entero DIEZ de mi parte. Un abrazo, Ivette Rosario.