Leonor, cuarenta y tres años,
divorciada y resentida,
pues no le ha dado la vida
más que puros desengaños;
frustrada e insatisfecha,
tiene su vida deshecha
y su armonía ya destruida.
Sebastián, cincuenta y cinco,
pelo ralo y entrecano,
solterón y avinagrado,
torpe como enamorado;
aunque aún se encuentra sano,
el amor se le ha negado.
Coincidieron por un tiempo,
ambos en la misma empresa
y en una misma oficina,
el mismo horario y rutina;
pero un abismo de ideas,
de modo y temperamento,
hace inútil todo intento
de conciliar ambas vidas
en un mutuo entendimiento.
Ella: rígida, inflexible,
impaciente, impositiva,
altanera y obsesiva,
una mujer "imposible"
Él: déspota y egoísta,
un misógino machista
con su blindaje invisible.
Así las cosas, no pueden
convivir ni en su trabajo,
su relación conflictiva
mantiene la llama viva
de rencor e irritación;
su obstinada cerrazón
los conduce cuesta-abajo,
sin posible solución.-
Eduardo Ritter bonilla.
03-08-2004.