Yo era en otro tiempo como un mar solitario,
en una región áspera, que su euforia y sus oleajes
va destruyendo, las playas y bellos paisajes,
dejando hondonadas por doquier en aquel hemisferio.
Al igual lo que hacían conmigo perversamente,
las tormentas, obligándome a destruir la ribera,
la que tantos bese a la luz de la luna, por vez primera,
desde el comienzo de mi existir en mi embestida incesante.
Pero llagaste tú como una tenue brisa,
amansando a este mar bravío inaccesible,
convirtiendo en un lago manso y apacible,
Tu redime mí vigencia futuro sin pausa y sin prisa
Dándome amparo en calma, fuerza en paz y armonía,
Ahora estoy lívido y feliz en tus brazos, (ni suponía).