Te seguiré en el confín del firmamento,
mujer bonita esquiva y presumida,
maliciada te alejas con pretexto,
dejándome ansioso en cada huida.
Tu cuerpo invita al amor cada momento,
y a mis míseros deseos atormenta
tu diablura, eres sensual en movimiento,
que hasta el deliro mi designio alimenta.
Tu estampa de mujer apetecen placeres,
para perder hasta el último aliento,
fantaseo en ilusiones y pareceres.
Mi sed, ya es como la del desierto.
En tu carne entregaría toda mi suerte,
en la noche siempre estaré despierto,
bebiendo de tu placeres plenamente,
Entonces, en mí volverá paz y concierto.
Autor: Alcibiades Noceda Medina