Apoyó su cabeza en la almohada
imponiendo descanso al corazón
y en sus ojos descansó la mirada,
no había más ausencia que llorar,
ni más tenacidad por derrumbar,
ya no quedaba nada,
sólo ganas cansadas
simulando valor,
las lágrimas mancharon el colchón apagando las rosas
dibujadas,
ni el eco de las risas
que tantas veces
brotaron en la cama
se pudo rescatar,
voraz se muestra la imaginación
que insiste en proyectar
el amor que en el
lecho está dormido,
al alba
la sombra
del alma
y de las manos
ha caído,
el corazón,
ya agotado
se ha dormido
sollozando entre las rosas del colchón.