Amanecer,
así de pronto y a ciegas,
sin más ansias que aquélla
grande e infinita
de saber que en tanta distancia;
ya poblada de ternuras,
ya colmada de silencios,
ya plena de caricias,
ya toda de angustias;
los sueños renacidos,
aún por conocer
agrietan la risa
y detienen las voces
- frases rotas -
que claman ausencias
esperando la aurora
para despertar casi nuevas;
y,
sin embargo,
lejano y lento en el desvelo,
entre la bruma y el espacio,
se alza el eco adormecido,
vibrante y erguido,
retumbando abismos conocidos,
estirando los versos
o angostando la garganta,
porque los conceptos,
formada de la nada y sin ideas,
van juntando en una sola forma
la más grande agonía;
y es que mis olas bañan la orilla
y mojan y deslizan sobre ella,
leves en el vaivén,
las letras ya inventadas
que hablan y dicen,
y gritan con furia incontenible
de todo lo grande que la vida
en su mejor presencia tiene…
amanecer contigo.