Verte hoy, fue, fue cruel, cruel así mismo.
Un testigo en la palabra que creó el abismo.
Y la voz, que huye, de si misma, donde el oído
No quiere alcanzar ese ruido, que hoy, ya muere.
Y puede, que yo quiera, lo mismo que mañana,
Y que mañana, sea distinto, y busque, ese puente,
Donde las aguas cubren, y sus corrientes,
Dibujen la muerte, sin hallar, así mismo; sospechoso.
Y al encontrar, la búsqueda del altar, la magia,
Preste sus monedas a la suerte,
En una fuente, en la que viven, pequeños peces.
Verte hoy, fue, fue cruel, cruel así mismo,
El llorar suspendido en las motas del cielo, rompiendo
Los cristales que cubren de oxigeno el ozono,
Y muere, se alza por encima del techo, pequeños corazones.
Y no queda nada, el polvo se quemade la llamarada,
Del insulto, que quebraja los cristales de los ojos,
Y todo queda vacío en la nada, las palabras sueltas,
Se refugian, donde alcanza las escaleras; el ascensor
De dos puertas, y equipaje de tres cuerpos,
Viajan sin retorno, donde hay luz y silencio,
En una fuente, en la que viven, pequeños peces.