Pensando en mi hijo ausente

Hijo, mi muy amado y atormentado hijo

Siento el peso de un siglo tu ausencia ¿sabes?

Ese no verte y mis dudas por no saber de ti

El no saber por dónde tus pasos se pierden

La incertidumbre me invade si estás o no estás.

La casa se encuentra vacía sin ti, sin tu raíz

Mi voz se pierde, como el tañer de campana a lo lejos

Tu huella, se deja ver en las cosas tuyas

Prisioneras de tu ausencia, incrustadas de soledad

Permanecen expectantes, esperando tu llegada

Me parece verte, con tu guitarra y esas notas

Notas como arrancadas del alma, uniéndose a tu voz.

Sabes tantas cosas que yo no entiendo… y reías

Yo sigo siendo la misma persona. No he levantado el vuelo

No huyo, no me esfumo… ¿Y tú? ¿Has cambiado?

¿Sigues siendo el nómada, el inestable, el insatisfecho de siempre?

¿Sigues siendo ciego a mis consejos, a mis indicaciones, a mis lamentos?

Me asombra tu creatividad rayana en la autodestrucción.

Hoy me siento cerca de ti a pesar del tiempo y la distancia…

Estoy demasiado cerca y a la vez demasiado lejos

Quisiera derribar esos muros que nos separan

Pero mis palabras se petrifican en un abrazo que no llega

Vivo inconsciente, en un letargo que amodorra el sueño.

Eres un ser lleno de luz empecinado en mantenerte en las sombras

Encarnizado obstinadamente en no brillar, en no compartir tu luz

Todavía sigo sin entender tus temores, tus dudas…

¡Si lo tienes todo para triunfar! si tú lo quieres, si tú lo deseas

Hay un mundo que te espera, un mundo de besos, abrazos y sonrisas

Ese no querer, ese no desear… te pudre el espíritu día tras día.

Recuerda: siempre hay un mañana y las noches,

Las noches pueden ser muy obscuras, pero siempre sale el sol…

Esa luminosidad que irradias te hace ser cómplice de afectos

Incuestionablemente hay personas que te aman,

Piensa… siempre hay alguien que quiere estar a tu lado

compartir contigo el pan y la sal, lo mucho y lo poco.

Sé, que es difícil permanecer en tus márgenes,

En tu cercanía siempre expectante, siempre sombría

Siempre añorante, de soledad y desgano

Con esa lejanía de irascible brusquedad, que a veces emanas

Pero hijo… a pesar de todos tus fieros esfuerzos de abandono

¡Siempre encontrarás quien te ame!... Intenta hacerlo tú también.

¡Tienes un gran corazón y sabes dar ternura!

Cuando sientas frío y el ánimo abatido en tu camino

Cuando tu mirada busque una esperanza en el crepúsculo

No andes a tientas, no evites la mano que te extiendo

Tienes sobre ti, mi sombra para ayudarte,

En el momento que me lo pidas… ¡Estaré a tu lado!