Te pedí una prueba de tu amor
y afirmaste sin hacer vacilación
que eso lo diera por hecho;
compraste un televisor
que costó un riñón o dos
para que,según tú,viera
con gusto telenovelas;
(y ya que hiciste el derroche
ver tú el fútbol cada noche
con el bol de palomitas
calentito en tu casita);
después me compraste un coche
y trabajamos día y noche
para pagar el Mercedes
pues,según tú, quien quiere puede
(mira que casualidad
que,como no tengo carnet,
lo conduces tú por mí
y al fín,claro,te lo dí)
Viajamos hasta Japón
según tú me haría ilusión
ver el país de los ninjas,
(daba gusto ver tu cara
al ver como disfrutabas
viendo tortas y patadas
y golpes a las rodillas);
me regalaste después
un chalet en Aranjuez
con un jardín de desmayo,
tres gatos y dos caballos;
(ahora me paso los días
enteros en el jardín
a ver si consigo al fín
limpiar la mierda de gato);
Y cada vez que me acuerdo
de aquel dichosito día
que te pedí convencida
una gran prueba de amor
¡me quedo con un bajón!
Yo tan sólo pretendía
que limpiaras la cocina
y que una vez al año
me ayudaras con el baño.