Prosa última por amarte

Se hace tarde y hace frío; una copa de vino, y la última quizás contigo.
Reiremos por lo vivido, recordando nuestro tiempo, las palabras ya no importan sino el adiós que vendrá. Tanto amor desperdiciado sabe igual que un trago amargo, pero lo que empezó con ternura con dolor puro se irá. ¿Qué hemos hecho de esta vida? ¿Dime qué hemos hecho en realidad? Ya no habrá un; "nuestra vida", ya no habrá un; ¿"cuando volverás"? Hay dos nudos en la cuerda que atan nuestras vidas, es la tuya y la mía, lamentablemente ya no hay viento que desate la distancia. En la lejanía, hay un nudo en mi boca, que me enmudece a la fuerza si debo quedarme sin ti; ¿qué te esfuerza dejarme…? Yo te pregunto.
Hay dos estrellas que duermen y brillan en tu mirada y aunque no hay cielo que impregne un aura de magia, hay un sol que calienta mis sienes, mi corazón y mi espalda.
Hay unas manos que te esperan, que hoy escriben en tu pelo y aunque ayer dibujaron la esfera de nuestro universo, hoy en mí es una realidad qué; un cuerpo que aún desea que diseñe un vestido para que luzcas al viento en marcha nupcial. Sin embargo hay dos nudos son las cuerdas de mi garganta, que ata mi boca con la tuya, los besos son cadenas que recuerdan que aunque el frío en mis labios viva, hay una prisión para tus brazos que me espera mientras existas. El amor es la muerte de un hombre, en dolor de una mujer, ahora es la herida destapada en mi corazón. Yo despertando estaba al lado tuyo y sin saber del mañana, solo diciendo que me amas, me quitas el dolor a partir de un beso, a partir de una caricia, solo deseo el amor, eso dice mi corazón, que palpita junto al tuyo y no quiere la separación definitiva, solo quiere que estemos juntos, esperándote a que decidas lo qué hacer junto, mi ser deseando unas caricias de tus labios, un beso de tu boca y una última palabra, porque yo continuaré mi camino alejado de ti, después de decidirte, si ir a verte o ir a acariciarte deseando que decidas quedarte para verte y acariciarte para poder y no dejarte pues yo solo quiero amarte hasta la eternidad.
Autor: Alcibíades Noceda Medina