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A veces el momento mismo, las esparce con su marca,
A veces hay que darlas,pregonarlas y saberlas ofrecer,
Tambien hay que ceñirlas, por que son razon de ser,
Por que son como un legado, inmenso del patriarca.
Y las brinda solo aquel, que aprendió a reconocer,
Sus errores, su falencias, su deslices y sus yerros,
Que se dispersan y acumulan, en sombras como cerros,
Para moderar discordias, al aceptar, disculpar y ofrecer.
Solicita esa clemencia y saborea la dignidad,
Convócala sin temor,con firmeza y esperanza,
Para asilar un consuelo,para amenizar tu alma.
Al hacerlo encontrarás... buscarás felicidad,
Esa concordia total, que con la vida se afianza,
HOY...disculpa por favor...degustaremos la calma.
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