Mis ojos, solo escuchaban de tus cantos,
versos en pentagramas colgados de amor;
en mi necesidad de amarte, crecía temor,
eras amor nacido, en papel y espantos.
En mi silencio, cada copla invitaba,
al llamado de espejismos, e ilusiones;
gritando mi nombre con tiernas pasiones,
cada trazo, bañando el lienzo, tiritaba.
Donde estas ángel, cuyas alas abrasan;
donde tu pasión, creciendo en mi esencia;
versas en fuego desvistiendo caricia,
creces verbos, tejiendo deseos que casan.
No quería saber que eras rasgo exaltado,
que tus mieles, eran hiel para mis penas;
eras dulce sueño, evocación de mecenas,
eras escrito, encendiendo al olvidado.
Tu lira no tiene tiempo, ni jornada,
cantará sus coplas de amor para siempre;
odas como tu trova, no abra quien compre,
las penas de ayer se volverán alborada.
No seré tu último dueño querellado;
quien te abrigue, vibrara en tus dulces notas;
clamará suerte en aroma de violetas,
tejiendo dicha con su verbo agitado.
RICARDOAMADO
08/12/2006
Derechos Reservados