(VERSO LIBRE)
Que ojos tan tristes,
llenos de desesperanza
tienes, niño africano.
Ojos oscuros. con un brillo
mortecino que se apaga.
Ojos que destacan por su inmensidad,
en una cara de niño envejecido prematuro.
Tu visión, me hiere por dentro
en un llanto que se ahoga.
Siento incapacidad
ante la barrera
que el destino ha formado.
En el fondo de tus ojos veo,
masacres y vandalismo
junto al relámpago del fusil.
Así son los ojos tristes
del niño del África de la hambruna.
Ojos cayados, oscuros,
entre caramelo y café.
Cuando andas, niño,
no puedo dejar de llorar,
tus cortos pasos,
tus piernas largas,
todo piel y huesos.
Tu voluminoso vientre
que explota,
me viene a decir
tus días contados.
Las moscas, picotean tu cuerpo
y tú, sin fuerzas,
no puedes ahuyentarlas,
mientras,
los abanicos de tus pestañas
ocultan tus grandes ojos.