Mis labios sólo pronuncian
lo que mi corazón le impone.
Cuánto sentir sigo viviendo
al no poder ser por ti estimada.
Llenas mi existencia de ilusión.
Te doy a cambio mi amor
íntegro y sin condiciones,
igual te entrego mis agasajos.
Quisiera arrancar de mi pecho
mi sufrido y dolido corazón,
para que lo miraras de cerca
y probaras suavizar su dolor.
Déjate querer, y no me apartes.
Esto brotó para no olvidarse,
y no se podrá cesar ni negar.
Ni aun el viento lo arrastrará jamás.
Tus ojos son relucientes luceros,
y tus labios, volcanes que arden.
Cuando me besas curas mis penas
y cesan para siempre todos mis temores.
Vida mía, si me quisieras como yo,
te pasarías los día pensando en mí;
y cada noches yacerías conmigo.
Pero sin tu amor, qué importa la vida.
He de idolatraste mientras vivas,
hasta después de mi muerte.
Porque te quiere mi alma
y tú sabes que el alma nunca muere.
¿Por qué te deseo con tantas ansias
cuando no soy correspondida?
Te suplico que no me desaires más.
Como yo te he amado, nadie te amará.