- Pesadilla -

Cae la noche, tensa y fría…
la llovizna por el viento danza y vuela,
entre sombras que crecen al morir el día
y su repicar monótono inefable me desvela
invadiendo mi alma de letal melancolía.
No hay límite al terror que me acongoja
y me aprisiona entre gárgolas sombrías
que me hacen perder de a poco la cordura
al llevarme a su viscosa cueva tan obscura
donde anidan siempre los monstruos iterativos,
monstruos reptantes, fugaces como inciertos
que jamás asoman su faz en la mañana,
porque saben dejar su legado en hora artera
y a mi espíritu que lucha por seguir vivo,
traer el cieno y el espanto de lo muerto.
Mi voz paralizada murmura a gritos que no es cierto
agudos timbres, cimbrar de metal, graves quejidos
que surgen de húmedas grietas o vegetales yertos
para atormentar mis ahora incrédulos oídos
solo ansiosos de escuchar trinos de tempranas
alboradas nuevas, que me traerán remanso
con un solo haz de luz de la mañana.
Y así la febril agitación será descanso
que cuando el reloj inexorable de la hora,
me hará saber que la razón siempre se aleja
y jamás retornará aunque mi alma implora.
Es esta sucesión de espantos el castigo
a la culpa que sublimo o que maldigo
en el vigil fantasma que jamás llora,
que no sabe de rezos, nunca implora,
porque fabula debilidad en la alegría
y es la máscara que dibuja mis teorías
sobre el origen, propósito y destino,
que justifica el devenir sin tiempo de los días
sin la monótona rutina que siempre es desatino.
Rígido y aun doliente no habrá quebranto
para el onírico yo. quedara solo lamento o llanto
y siempre estaré ajeno a penas y tristeza
sin ser cómplice de las ruinas o el quebranto.
Me mantendré implacable en la vigilia,
aunque se que llegará el grito que nadie escucha
y la ansiedad que me aprisiona taciturna;
o la parálisis doliente cuando sin moverme huyo;
la abrupta caída en el profundo abismo,
la iterativa derrota con gnomos en cruentas luchas
se labran los difumados triunfos que yo mismo
ignoro después, en la presunta recta diurna.
…Y corren frías las gotas por mi rostro
mi pecho se agita, y mas palpita…
Cae la noche, tensa, fría….
Y angustias y pecados de este día
poblaran laberintos oscuros y malditos,
algunos mas de seculares pesadillas mías.