Le he dicho a tantas cosas
tan nuestras, tan volátiles,
(que si bien no escuchan)
que supongan haberlo hecho,
y entonces, parecen
reclinarse ante tal
reclamo...
Supongo que si ellas
pudiesen entender
el significado real y
tácito, tendrían
el defecto ( ilusionista)
de comprender
la magnificencia
de estos gritos paralelos...
Así son las voces
silenciosas,
se inmiscuyen entre
pétalos dorados,
cual atardecer indisciplinado,
y tratan de
atribuirle a los gritos
las menudencias
de cualquier interior
perdido...
Y de cualquier modo es como
el alma.
tiene hábitos de escucha
silenciosa,
manifiesta proclama y luego
a modo de fantasma
inverosímil,
huye en la niebla que
surge despierta, entre
tanto oleaje perecedero...
Pero, igualmente, le he dicho
a cada una de nuestras
simples y elementales
cosas, que la vida
es rueda, aunque
gire despacio y lenta,
cada vuelta parece
alejar o acercar
el destino de los vagabundos!