PIEZAS SUELTAS.

Me comprè un daño de amor en el alba encendida

con la paz del obrero que finge su sudor en la mesa,

gatillè del fusil de la noche con la siesta del dìa

murmurando palabras de idiomas de vulgares rarezas.

Atrapè a la gioconda en el Louvre, en la plena sequìa

de su boca riendo de celos por el amante perdido,

me juguè la razòn de los otros en tantas partidas

que perdì la verguenza lllorando por tantos olvidos.

Mancillè tu nombre en el cuarto donde reìas dormida

con la mujer que me diò un pequeño y suave respiro,

me callè por amor y por odio y por tanta poesìa

que escribì estos versos atado al deseo partido.

Incurrì en faltas severas en el muro de los tiempos

paseando el dolor de mi alma a la luz de un estìo,

me quedè forjando pasados con tantos recuerdos

que no supe llegar al presente bajo de tu vestido.

Cancelè el pasaporte dos veces sin visas ajenas

por el viaje de ida en cruceros de falsas diatribas,

me ufanè de tu alma y la vida que trajo las penas

del delirio constante de octubre que hoy me deja sin vida.