Si te he esperado toda la vida,
quizá, comprendas por qué
no he sabido besarte a tiempo.
Quizá el mundo aún no existiera
y las emociones tan solo fueran silencio
y la noche no encontrara las estrellas
en los ocasos oscuros del firmamento.
Tal vez, tú desearás descubrir mi desnudo,
y yo, dejara el sentimiento dormido,
y sin querer, cuando el mundo ya se hizo,
el tiempo maduró su conjuro.
Esperar me ha servido para crearte a mi antojo
y aunque mis sueños ya se hayan desvanecido,
espero de nuevo el silencio de la eterna noche,
y en el balcón de las estrellas y el frío del recuerdo,
brindarte el beso que, colgado quedó en mi delirio.
Si te he esperado toda la vida,
quizá, comprendas por qué
nunca supe besarte a tiempo.