Vete tú al Restaurante. Vete tú al Lupanar.
Los Placeres que buscas encontrarás en ellos
Y de ellos te hartarás. 
La Gula y la Lujuria como vienen, se van,
Y hasta que no se vayan de ti su Esclavo harán.  No las tendrás tú a ellas. A ti ellas te tendrán. 
Yo no iré al Lupanar.
Y puede que no vaya tampoco al Restaurante.
Yo me iré a los Museos, Yo me iré a los Teatros,
Yo iré donde haya Arte. 
Yo iré donde haya Arte que me haga sentir
Y me haga emocionarme,
Sin miedo a que mis ojos
De contemplar tanta Belleza se harten. 
Yo no busco Placeres. Yo sólo busco la Felicidad.
Y de ser feliz, nadie podrá hartarse jamás. 
El Cuerpo tiene límites y nunca los podremos traspasar.
El que los traspasare, será la enfermedad, será el hastío,
El alto precio que por traspasarlos,
A Dios y a él mismo deberá pagar. 
El Cuerpo tiene límites. El Cuerpo se hace viejo día a día,
Y un día morirá,
Y con él, día a día,
Los Vicios y Placeres de la Carne,
Ya antes de que muramos, morirán. 
Los Goces y los Dones del Espíritu,
De los que emana el Arte y la Belleza,
Que son Amor y traen Felicidad,
Como no son Placeres corporales,
Aunque a tu Cuerpo envejecer le veas
A ellos jamás envejecer verás,
Porque es Dios mismo Quién está tras de ellos
Y tras de Dios, está la Eternidad.