Profundos son estos valles
de facciones tortuosas estas montañas,
y sobre ellas
sobre ellas los centellantes gritos del cielo,
los repliegues de sus majestades,
que al viento cortan, atraviesan.
De abruptas lomas
de espesa neblina constreñida,
del evocar turbulento de los cielos,
la amada serranía
yace extendida, desafiante sin igual.
Su respirar altivo,
hondo el eco de sus voces,
infranqueable para la mirada,
será la cuna de las cumbres
será el mar petrificado
esculpido cual espinazo bestial,
de marea desbordante
en inquietante quietud.