La luna metálica sobre los sonidos del campo,
la tarde eterna, la mañana fresca sobre el estero
el canto del colibrí, el pescador, el machetero:
corte de caña, alas en susurros zumbidos de insectos
De unos ojos oscuros, serenos a veces melancólicos,
de un pelo ondulado, largo, canoso de una sonrisa fresca
fuertes constantes, discretas manos diligentes, laboriosas.
Senos chicos, eficientes, frágiles piernas cortas
Recuerdo a mi abuelita ordeñando las vacas
Atizando el fogón con sus manos desnudas
En las brazas de tu amor causa el efecto
Tuestas el maní, doras las yucas y llama a sus nietos sus frutitos
Lavandera, bella campesina diestra en las labores del huerto,
maestra, tejedora constante, abuela, ojos grandes, dulce palabra,
Matriz que en tu seno formaste. A mi madre, confidente,
compañera de aquellas tardes, mañanas y noches!
Recuerdo la casa grande y fresca, la mecedora, las columnas cuadradas,
el zaguán oscuro y largo de mis primeros fantasmas,
La chicha, el bollo, el suero, el queso y la lengua en salsa;
recuerdo mi viaje y estancia en tu cuerpo, el calor, las lágrimas,
Copyright © 2010 - Ramiro Álvarez Cedeño. 21.11.98