Poder el decir.
Muy señorita mía.
Señoría, me nace el sentir
al estar aquí,
poder el decir
que cumplo su condena.
La pena que yo siento,
más el tiempo que ha pasado,
me hacen sentir deslumbrado
por inocente, y ser condenado.
Quizás no sea el malo
de lo que dijeron en su día
gente con odio y envidia,
delante de usted, Señoría.
Y día tras día,
transcurre en una tristeza que no se oculta:
se ve en mi cara,
se nota en mi cuerpo.
Mi ser en sus manos,
mandado a encerrarlo.
Pruebas inciertas, ¡falsas!,
me atraparon. Tinito la Calma.