En el fondo de esos ojos aún sigue siempre viva
la niña que dejaste ayer en el camino perdida.
Se extravió en oscuro bosque esperando que volvieras
pero tú no regresaste, ni regresarás por ella.
No le metan mucho ruido, que aún cumple la sentencia
convicta y condenada vagando en el cemento de la selva.
Han pasado ya los meses y la niña se levanta,
ha empezado a caminar a la luz que le hace falta.
Se abriga con el sol y se esconde en las nubes.
Ya no duele el olvido ni la rosa con su abrigo.
Que una noche a mansalva le clavó malvada espina,
por mil meses le sangró hasta que curó la herida.
Ya la niña ni es tan niña,su mirada ha cambiado
se ha vuelto ola de mar con retazos de verano.
Ya camina cual gacela, con su paso y talante
ya la niña es mujer,es mujer con mucho aguante.
Ya no hay viscisitudes que pudieran atraparla
porque tiene su destino, junto a la afable calma.
Nada hiere su espíritu, ni ya nada la altera
es divina, es mujer a la altura de cualquiera.