Tus versos se asoman por mi ventana,
Y yo espió por la cerradura de la puerta,
Lo más profundo de este deseo,
Contemplo tu esbelto cuerpo desnudo.
Tendida en la alfombra,
Alargo mis manos y toco tus suaves senos,
Mis dedos notan como palpitan tus venas,
Me deslizo despacio por tu piel ansiosa.
Tu carne se me presenta ardiente y fogosa,
Y el regazo de tus labios me acaricia.
Entre las sabanas te busco,
Toque algo sagrado y salgo a mirar el cielo.
Único testigo de que me resisto,
A morir ante su belleza perfecta,
Es una criatura hermosa,
Y el arco iris no puede competir con su desnudes.
Rayos que se abren antes tus piernas.
Miro lo que guardas, emociones frágiles,
En mi descansa la furia que derramas,
De piedad un sollozo, como preámbulo del cielo.
Aunque parece fragilidad mi sexo,
Entre tus manos es fuerte,
Viene mi sed y la sacio en tu mirada.
Copyright © 2010 Ramiro Álvarez Cedeño.
01-10-10