Poema al amor que el tiempo no borra

Recuerdos de pasión y despedida en la vejez 

Te pienso cada día,  

amor entrañable, amor perdido, 

cómo se piensa al sol tras la tormenta. 

Tu nombre  

es eco suave y repetido 

en mi memoria vieja y silente. 

Fuiste fuego encendido en mi pecho, 

abrazo de luz bajo la luna. 

Tus manos,  

refugio y techo, 

donde en tu risa,  

encontré mi fortuna. 

El tiempo  

ha tejido canas en mi sien 

surcos en mi piel  

en mis manos temblorosas. 

La pasión, aún viva,  

duerme bien en mis adentros 

entre recuerdos y sombras silenciosas. 

Hoy te he visto, fugazmente  

en la plaza vacía. 

tus ojos buscaron los míos,  

con un dejo de anhelo y añoranzas 

y entre la gente,  

sin decir palabra, 

tus dedos rozaron los míos,  

Entrelazados finalmente. 

La vida, es y ha sido implacable, 
avanza con pasos que no esperan. 
Nuestros cuerpos,  

cansados de la lucha, 
se acercan y se alejan sin remedio. 

Pensamientos rebosantes de amor  
acompañan el temblor de nuestras manos  

buscan escape a la emoción del instante  
un abrazo llega involuntario, deseado  

en el silencio que sigue, me pregunto: 
¿cuánto de nosotros quedó para siempre 
en la curva de una mirada, 
en el borde de un beso furtivo? 

 
La comprensión se instala,  

suave, entre las sombras: 
nuestras vidas ya pertenecen a otros, 
cogidos de la mano caminamos sin palabras. 

Si el mundo nos separa otra vez, 
que el recuerdo sea puerta y guía: 
la promesa de otro encuentro  

en otra vida, 
donde el camino vuelva a cruzarse  

sin miedo. 

 
Recuerdos de pasión  

despedida en la vejez 
son caminos de la memoria, 

 pero no de la esencia. 

Y al separarnos, la tristeza discreta 
soltará lágrimas que no buscan consuelo, 
solo la certeza de que,  

en algún rincón del tiempo, 
volveremos a mirarnos y a reconocernos, 
como dos estrellas donde, por un momento , 
se acoplaron en el horizonte 

¡Estos dos grandes amores! 

Hasta entonces, guardaré tu nombre 
en el cajón de todos los suspiros, 
a tu lado forjados  

Pensaré en el latido de tu recuerdo 
viviendo intacto,  

en mi pecho ya cansado... 

Pero feliz de haber abierto  

Las puertas del paraíso  

¡Por un instante!