Què lejos quedaron ya mi niñez y mis juegos!,
ya no soy esa niña que soñaba
con el Príncipe Azul de tierno ensueño,
aquel que alguna vez pudo ser dueño
de la ilusión de niña que guardaba...
Compañero de juegos fuiste un día,
de juegos inocentes y sonrisas.
Luego la inspiración de mi Poesía
y por si acaso aún no lo sabías
el deseo inefable de caricias...
Y ya en la juventud, fuego encendido,
la inquietante caricia que se anhela.
Adolecente al fín, que ansiosa vela
por ese Amor callado y escondido...
Y en mis noches, callada te soñaba,
mirando aquella estrella vespertina.
Cuando algo no se sabe, se adivina,
pero Mi Amor, jamás Tú adivinabas...
Mas ya la juventud se nos ha ido,
ya no sueño en mis noches con estrellas.
Mas mantiene mi piel fuego encendido.
Hoy buscas despertar sueños dormidos,
ahora soy la mujer, no más la niña aquella...