Ayer; yo tuve un sueño triste
fuè un augurio fatal de mi destino,
que a mi pecho palpitante lo devora
con inesperada y repentina llama,
soñè, que me tenias entre tus brazos
que me fundìas con fuerza abrasadora
que mis venas hervìan, con una fiebre que inflama
y mi pobre corazòn, se habia hecho pedazos.
Un sueño muy amargo, fue el que tuve
pues encontrè que mi alma, temblaba silenciosa
y que mi pecho ardiente, jamàs habìa sentido
la dulce sencasiòn de saberse dichoso
y todo en mì de pronto, se llenò de amargura
y volvì a lastimar, a mi corazòn herido.
Mi boca estaba muda, y el reproche y la queja
lanzaron en voz baja sus lamentos extraños
mis labios no se abrieron, no querìan decir nada
pero las fuerzas que el dolor tan profundo nos arrebata,
se arrastraron hasta mì, y entonces mi boca
lanzò un grito profundo, con el alma desgarrada.