Con mi blusa lavanda
y amplia falda plisada,
deambulo bajo la pérgola
de flores de glicinas cubierta,
bajo la lluvia de pétalos aromados,
donde se filtra luz de luna llena.
Ambiente que pone en mi mente,
sonidos de duendes y algarabía
del himno de un ave nocturna.
Discurro y tu áurea se acerca,
con un hálito de tibieza,
que irradia tu presencia jovial.
Para regocijo de mi corazón:
¡Gran amiga eres, que Dios
ha puesto en mi vida!
Tu nombre es Luna,
como el satélite natural:
¡Espejo de cristal!
Emanas tanta dulzura,
alegría, paz y sosiego,
cubriendo tus pasos,
con ese don maravilloso,
del que estás dotada.
Nunca desciendes de tu pedestal.
Sin ofrecer lo mejor de ti.
Amparando y encendiendo
la luz del camino a cursar.
¡Gracias, amiga por ser tan peculiar!
Porque a todo lo que te rodea,
lo transformas en excelsidad. Mecha Foderé