No sé cuándo comenzó,
esto que llamamos amor,
no recuerdo el detalle,
el preciso momento,
llegó poco a poco,
mientras hacíamos amistad,
y no sé si fué ya hace mucho,
siglos, quizás mucho antes,
tengo ya la memoria borrosa,
comenzamos a jugar con las manos,
a sentir la piel del otro,
mientras hablábamos mirándonos a los ojos,
sin decirlo,
decidimos caminar juntos,
por esta senda infinita de la vida.
No hizo falta decirlo,
comenzamos a vivirlo,
a fabricar un sueño de amor,
que suspira como el mar,
y provoca como un atardecer de rosas,
que supieran acariciar.
Escogimos el camino del murmullo cálido,
el del suave mirar,
el único que reconoce la sonrisa de una estrella,
la llanura infinita,
el silencio del agua en el sueño,
el bamboleo suave de la flor,
y decidimos desde entonces,
que haríamos de la vida,
una caricia nueva cada dia,
un jardin solo nuestro cada noche,
una delicada melodia de música,
al son de tu sonrisa,
llena de rocio.