Soy viento presuroso que corre
acariciando las copas verdes
que cubren valles y montañas.
Soy suave brisa que resbala,
frágil, temerosa y tierna
por las hojas multicolores de la vida.
Soy remanso de agua clara,
fresca y cristalina que beben
los sedientos de amor y de hermandad.
Puedo ser violento huracán
que arranca las raíces de la vida
asidas al corazón del hombre.
Puedo ser terrible tempestad
que rabiosa golpea a la madre tierra,
para violar la pureza de sus entrañas.
Puedo ser río de voraz creciente,
que arrasa la infantil esperanza
de un nuevo amanecer.
Quiero ser movimiento continuo,
atado a la estática del deseo, de la esperanza.
Quiero ser toro bravo que, aún herido,
arremete contra la sinrazón,
sin importar que reciba mortal estocada,
para que triunfe el amor.