Estaba tan solo, tan descreido
de esta triste juventud,
olvidado de todo cuidado,
creia que no habia luz
enterrado en mi propio reflejo,
de oscuro embozo y palido albor.
Todo me era extraño,
en mi propia vida un temblor,
un negro escalofrio,
latia en lo mas hondo
y hacia empequeñecer mi corazon.
Sin ella todavia estaria
como un reo
en una carcel insobornable,
penando mi mala suerte,
deudo del dolor.
Como olvidarla si al besar sus labios,
un resplandor de rojos rallos,
alboreo en la noche que nos cubria
y me parecio su alma buena
mas calida que el mismo sol.
No arrancamos el pudor
haciendo trizas la verguenza,
hicimos volar nuestra alegria
mas alla del presente,
empujados por el amor.