Limitado y autodestructivo

Hombre pequeno, limitado,
le pusiste un cerco a tus suenos,
y un precio a tus horas.
Enjaulado como fiera,
te golpeas contra las sogas imaginarias.
Algo en ti se resiste a ese presidio,
pero tu niegas a Dios y al negarlo,
vociferas tus infamias, mas cobardes.
Mientras tanto te sacudes, bramas,
en la infima baldosa,
y en tu furia y en tu grito,
en tu desasosiego,
no haces otra cosa que buscarlo.
Y me dices donde esta que no lo veo?
o, Dios no llega a todas partes!,
o, por cosas que suceden he dejado de creer.
Hombre limitado,
otra vez tus delirios de grandeza,
tu soberbia y tu orgullo, tu desplante.
Que osadia!, hoy pretendes hasta a Dios,
adaptarlo a tu estatura,
limitarlo a tus espacios,
a tu estrecho entendimiento.
Acaso seria Dios si no llegara,
-como dices tu- a todas partes?
Por eso te dio un soplo de su aliento,
esa luz que en ti quiere expresarse.
Pero necio asesinas todo germen,
todo brote que en ti nace.
Toda droga, te sirve, todo vicio,
cualquier desvio es el instrumento.
Tienes miedo de quedarte con las voces,
y por eso narcotizas tu conciencia,
enajenas el dominio de tu mente,
y en las olas de la vida,
sin timon te debates.
No habra lujos, ni coches que la paz,
que careces, te brinden.
Ni almohada blanda que mitigue tus pesares.
Libera tu espiritu,
el que pretende encadenar tu cuerpo.
Eres libre, vuela!
cuando aprendas a volar,
habras encontrado a Dios!