Te quiero en el dolor que deja inerte
la loca voluntad del sentimiento,
que solo brota en mi para quererte.
Te quiero en el oasis que presiento
para la sed constante que provocas,
bajo la leve sombra tu aliento.
A veces eres al mar como las rocas
y a veces mansa arena a su rivera, que se derrama al punto en que la tocas.
Es duro corazón para el que espera,
y leve al palpitar del pensamiento.
Y es daga de cristal y breve esfera,
y es brisa salvadora, y es sarmiento
que arde como luz de enredaderas
por el oscuro umbral del sentimiento.
Y así la quiero siempre, sin banderas,
adelfa en flor y lirio derramado
sobre sus manos limpias de hacederas
sobre su amor valiente y descarnado,
de gritos atrapados en los dientes,
de amores siempre fieles siempre ardientes,
y ausencias que los tiempos nos han dado.
.