Olvidados los presagios

Quisiera, olvidados los presagios,

atarme a la vida por entero,

engancharme a la infinita angostura

de lo etern en esa comunión de la luz

con el esquivo dios de los ocasos.

Allí, donde tras los muros,

no existe patria ni grande ni pequeña,

donde el destino, como el azar,

cambia con el nacer de cada día;

allí donde convergen los espacios infinitos

y arraigan las semillas de lo eterno,

en la misma brevedad de los días

y en lo efímero de cada instante.

Porque, devorados por el tiempo,

nos vestimos a ciegas,

y bajo el lecho guardamos el sudario.

El olorde la sangre nos ahoga

porque crecimos bajo el yugo de la culpa,

y cada noche saltamos la alambrada,

e intentamos borrarle al tiempo la memoria,

en tanto hacemos de instinto nuestra enseña,

avivando con su ondear

el vértigo que nos produce la batalla.

Sacamos nuestros muertos de las tumbas,

y con nuestras manos desnudas,

exacavamos la tierr que ha de sepultarnos.

"Arena en los bolsillos" - 2015