He sido un insignificante poeta,
que ha sentido el esplendor de mil Auroras;
y la melancolía de sus crepúsculos,
de donde brota mi inspiración.
Soy un soñador sensitivo,
que en versos canta su dolor;
soy un hombre que ha sentido,
la necesidad intensa del amor.
Amé y recibí el cruel desengaño,
de una mujer ante el Altar;
me revolqué y lloré como un niño,
cuando su juguete le acaban de robar.
Mi alma adolescente fue ultrajada,
y mi corazón recibió herida mortal;
mi gran amor, a otro se entregaba,
sumiéndome en un dolor infernal.
Mi vida cambió sin darme cuenta,
y el orgullo puso fuerza a mi quimera;
esa mujer de belleza turbadora y falsa,
se convirtió en vulgar ramera.
Jucar 21-11-12