LLueve, en la tierra
donde tus espejos
glorifican mis sentidos.
Pequeña mía,
que en sus gotas atraviesas
mi alma en cada gemido.
Te escucho desde lejos
te siento a cada instante.
Agua bendita que a tus ojos
los derrites con los míos.
Que belleza me alivia y todavía
tus besos...Ah! tus besos,
que hoy, hasta los toco!
Ven, acompaña a este moribundo
que a su alma le entregaste
sus latidos.
Que te adoro en la tierra
que rodean mis mundos,
cuan finita es tu magia
que he de morirme contigo!
Y si antes te mueres, Bella!
y si pierdo tu sano equilibrio,
te adoraré en cada una
de las estrelas,
hasta que en mi cielo
se apague su brillo!