No me dejes, vida mía.
Escucha, chica, la razón,
no el sentido absurdo de tu devoción.
Yo ya sé,
y te dije enseguida que llegué:
No me dejes.
No me dejes.
No me dejes, vida mía.
Ya sé que mi vida
llena de verdades fingidas e intrigas,
no por mí, sino por algunos especialistas
que odian el amor, la paz y la poesía.
No me dejes.
No me dejes.
No me dejes, vida mía.
Soy transparente como el agua
y mi voz una cascada
que me hace, que te hago
hacerte ver el sentido razonado
de tener amigos en todos lados
que cuidarán siempre de ti,
porque tú, mi equilibrio has logrado.
Y ahora, ya ves,
tienes lo que has ganado:
el amor
de mis hermanos. Tinito la Calma.