Porque en tu celda me detengo, prisión eterna de tus ideales dormidos, vástago insípido de las batallas ganadas...y en las perdidas, te contemplo, estas miserias mías, proclives al enfado de una tarde
entre tus piedras, me supuran cual hiel celosa de alquimias
de algún fastuoso olvido, me resisto a la tentación de abrir
tu descanso en mis manos, de sesgar con mis dedos
la iracunda corrosión del cemento trágico, porque en tu celda
me detengo, y busco la porción de tu alma que me ha tocado
en suerte, aspiro, suspiro, energizo, muto, percibo, el otro
místico argumento de tus palabras postreras, me inclino ante
la flor marchita, que algún merodeador intrépido, te dejó en
recorrida, y añoro la sabia constelación de tus palabras en mis oídos,
el protegerme de los verdes suministros del odio paralelo,
de la inteligencia suburbana, de la clandestinidad y sus silbidos.
Porque en tu celda...estás protegido, de algunas miserias que me quedan
y que se desplazan lentamente hacia la salida inexorable
de una escritura tenaz, de un mundo diferente, de una guerrilla distinta,
de una mujer!....que me ama y espera.