Anochecer del alma

Pajarillos del alba, tornad a vuestros nidos,
que ya la noche llega más oscura que nunca;
la misma luna ahora ruborosa se oculta
y las estrellas todas se esconden en sus nichos.
Intensos gimotean en mi alma los suspiros
y aunque los mares bramen y aunque los cielos rujan,
percibo los efluvios de la divina musa
e intensos saboreo los ecos de sus himnos.
Yo sé que Tú quisieras decirme tantas cosas,
hablarme en el silencio desde donde te escucho,
palabra eterna, Verbo de Dios que me sustentas;
pero los hondos sueños de mis insomnes horas,
raudal de sentimientos famélicos e impuros,
se yerguen agotando tu luz en mis pavesas.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC