Te propongo que me ames como te amo,
que me mires igual, como te miro;
que suspires así, como suspiro
y me escuches, amor, cuando te llamo.
Yo guardo para ti lo que reclamo
añejado a la sombra de mi vía
y no quiero que el sol del mediodía
redujera tu amor a inútil tamo.
Yo te ofrezco mi Otoño. Todavía
hay cierta lozanía entre mis ramas.
Te propongo que me ames y si me amas
al roce de tu piel me encendería
con el vigor ardiente que reclamas,
vigor que, sin tu amor, se apagaría.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Derechos reservados)