Migré mi alma en ti, por acompañarte
el corazón mío al tuyo se suma,
todo entregué con papel y pluma.
No sé por qué hoy debo recordarte.
Precioso fue mi momento de amarte,
pero tan ligeramente se esfuma,
la madrugada se llenó de bruma,
nunca te hallaba ni para besarte.
Tú, duerme al amanecer de esperanza,
el tálamo es colmo de hipocresía,
donde se acuna apóstol de tiniebla,
nos infligen daños con su cruel danza,
usurpó hamaca donde yo te mecía.
Venalidad, en cuna de amor puebla.
Autor: Alcibíades Noceda Medina