Tengo la mente en desorden,
las ideas alebrestadas
como un tropel de caballos
en frenética estampida.
Tengo en caos los sentimientos,
revueltos los pensamientos
y la paciencia perdida;
voy a "dejarme de cuentos"
y enfrentarme a mis adentros
con el alma decidida.
(En mi interior soplan vientos
encontrados y violentos
que han hecho un caos de mi vida).
Hoy voy a poner en orden
todos mis departamentos:
desalojar inquilinos
que trastornan mis destinos.
Voy a limpiar de alimañas,
de roedores y de arañas
mis rincones soñolientos;
voy a fincar los cimientos
de una vida nueva y sana,
voy a ventilar mi mente
con aires de sacrificio
y alumbrar mi nuevo oficio
con la luz de la mañana.
He renunciado a mis sueños
más locos y desbocados
para no tener estorbos
ni fantasmas del pasado.
Renuncio a mis sufrimientos:
los estériles tormentos
que me habían esclavizado
mes tras mes, año tras año,
causándome tanto daño
y haciendo inútil mi vida;
renuncio a la torpe herida
que yo mismo me he causado
con mi conciencia dormida.
He de sembrar de cariño
mis prados y mis caminos,
los montes y los senderos,
dejando huella en mi tiempo
de un caminar más prudente,
más modesto y precavido,
más humilde y comedido,
más sano y condescendiente.
Serviré a mis semejantes
tendiendo a todos la mano,
olvidando mi egoísmo,
dejando a un lado el "mí mismo"
para, en cada ser humano,
reconocer a un hermano
y ayudarlo sin reservas,
sin precio y sin condiciones,
con invencible optimismo.-
Eduardo Ritter Bonilla.