Te sentí el primer día dentro de mí;
me llenastes de plenitud cuando comprendí que en mi interior estabas tú. ¡Oh Vida mía!, Qué tesoro me brindaste al saber de tu presencia en mis entrañas y cómo por día te ibas arraigando a mi interior, tú conmigo,
tú mi Ser.
Cómo me acompañabas cada segundo de mi vida,
en el transcurrir de mis minutos,
de mi día a día, retoño, mi retoño. y cómo me llegué a sentir, llena, llena, querida, plena y tan feliz. Tú vida mía, que con tus movimientos dentro mía te hacías sentir y yo. te buscaba, te palpaba, te acariciaba sobre mi piel para no dejar de percibirte,
y simbólicamente acunarte mientras te cantaba miles de melodiosas canciones, para que escucharas mi voz, la voz de tu madre que tanto te empezaba a amar. Y llegó, llegó el momento, Vida, y viste la luz una mañana de Septiembre, y te cogí, te apreté, te atraje hacia mi pecho, y te besé una y mil veces, y lloré, lloré, Y desde aquel instante, Amor Mío, lo ERES TODO PARA MI.
Eres mi luz, el por qué de yo existir, el querer luchar por tí, el querer amar, compartir, enseñar, proteger,
el querer que tú seas, Vida, una persona coherente y madura, queriéndote facilitar tu armadura ante la vida
y las armas para afrontar los desafios,
armas que no son sino los valores propios que tenemos que tener, seguir y respetar y regarte de flores, de ternura para que comprendas de lo bello que es la vida.
LO ERES TODO PARA MI, TE QUIERO POR SIEMPRE, HIJO MIO RUBÉN..