Prisión Militar de Punta Peuco

A las afueras de la ciudad en un lugar alejado
nos sentamos a recordar a nuestras familias,
sentimos el corazón triste, Señor Dios nuestro,
y ahora, despojados de todo, sólo nos quedas Tú.
En los bancos del patio depositamos nuestras nostalgias,
el rumor del viento entre los cristales nos estremece el corazón,
en las nubes que navegan al cielo se van nuestros recuerdos e ilusiones
y el camino nuevo lo soñamos sin saber a donde llegar.
Somos peregrinos, Señor, en busca de la libertad,
la tierra no tiene lugar donde acoger nuestra tienda,
día y noche el camino se hace duro,
el corazón de los hombres se ha congelado.
Nos piden, Señor, que estemos alegres,
que cantemos con el colorido inigualable de nuestro ir y venir.
¿Cómo es posible cantar cuando el corazón está roto?
¿Cómo cantar nuestro dolor si a nadie le interesa?
No podemos, Señor, olvidar nuestras raíces ni nuestra historia;
no podemos desenraizarnos para entrar en el anonimato del desarraigo,
en nuestro corazón siguen brotando frutos propios de amor a la patria
y no podemos perder la identidad que nos regala la historia,
no podemos olvidarnos de los nuestros, de la casa, de los hijos;
todo ese mundo es nuestro y lo perdimos por servir a la patria.
Que nuestra lengua se pegue al paladar si nos olvidamos de la vida;
que enmudezcan nuestros labios si olvidamos nuestro amado Chile;
que callemos para siempre si no tenemos ganas de volver con los nuestros;
que seamos errantes siempre si no luchamos por nuestra libertad.
Acuérdate, Señor, de nuestras pobres casas abandonadas;
bendice a nuestros hijos que crecen sin el cariño de unos padres;
sé tú misericordia y compasión con nuestros padres y nuestras esposas
y mantén sus vidas en pie, siempre en pie, hasta el regreso.
No queremos, Señor, devolver el mal a quienes nos trajeron hasta aquí;
no queremos la violencia para recuperar nuestra libertad;
reconcilia a los hombres, hazlos buenos y que sean como hermanos,
y que esta tierra chilena sea una gran casa para todos.
Alegra nuestro corazón peregrino en busca de la libertad;
fortalece nuestra debilidad que lucha por sobrevivir;
da esperanza a nuestras vidas para que abandonemos el pozo de la tristeza, y que la fe en ti, Padre bueno,
dé seguridad a nuestro corazón de patriotas. Por Chile siempre.
Humberto Reyes H.