En esta soledad,
preso de tus recuerdos
y sintiendo el suave caminar,
lento… sin prisa
de tus caricias, de tus besos
por mi fría desnudez,
clamo sin cesar, angustiado
por tu presencia…
presencia que pondrá calma,
sosiego a esta necesidad
inmensa, grande como mar,
de tenerte inseparable…
a mi lado… sin más distancia…
que el calor de nuestros cuerpos…
y a gritos silenciosos,
desde mi inquieto corazón,
palpitante en agitado temblor,
escuches, en unísono a mi mente,
cofre sagrado, donde reposa
tu adorada imagen,
un constante TE AMO…
única verdad que le da fuerzas
a mi alma para esperar otro día
para amarte más… sin medida…
en tu cruel ausencia.