Se deshojan los puñados inertes de las velocidades profundas, maleficios,
cristales austeros de un santo domingo, con laureles prestos y espinas
ensangrentadas, volcanes inaccesibles de perdones ajenos, románticas nubes,
ojivas nucleares trazan en paralelo el sentir lúgubre de vanguardias y
credos, no me permitas pensarte, pues de hacerlo, trazaría mis líneas
paralelas en nuestra condena, para que nunca se junten, para que siempre
se olviden, madejas de gloria disueltas en feroces estepas de bosques
impropios, sudo, amor, sudo, el frío recorre mi constelación de cepas, dormidas
fugaces. altivas, desiertas, y a cada vestigio de bombas ajenas, el horror desata calamidades ya muertas, y tu lejos, tan lejos de ciertas, maneras vivaces sin cualidades atentas.
1985.-