Pudiendo.

Pudimos juntar esos vientos tan distantes liando una a una sus partículas e intrigas bajar la luna, pudimos en un instante con lazos de púrpuras sales marinas. Pudimos frotar la lámpara del destino a gusto del postor de las calles sucesivas donde los celos póstumos callan a Aladino de los deseos tales como pompas intuitivas. Pudimos sonrojar a la virgen del santuario con esos besos del cordón de la vereda conocer la gloria pudimos que a diario solíamos desafiar sin tocarnos tan siquiera. Pudimos ilusionar al ego del alquimista con los trucos y excusas verdaderas una cena con tus amigas que a simple vista parecía la lógica secuencia de una quimera. Pudimos apostar a la lotería del crisantemo que a sus pétalos, tus mejillas, revivían y perder en ella algún número sin dinero jugando a la fiebre de una diagonal sin agonías. Pudimos ser y el no ser de una aventura el querer y no poder redoblar esas apuestas financiar con créditos pudimos tanta locura en las cuentas del tesoro de esas noches sin respuestas.