Las luces gastan el recorrido de los intrusos, de alquitranes y veredas, de un lado a otro, y aparentemente insolubles, ven el paso del tiempo a travès de las suelas gastadas de los miles de humanos... Y es decir, sin prolegòmenos ni suspicacias, que mas allà de la perpetua ansiedad de las calles absurdas, la inmensa apatìa de las mentes que transitan, vuelcan estados de à nimo casi muertos... Ya no reconozco mi calle, mi hogar, mi vida ni tampoco mis varias muertes, y asì paseo invisible a la vista de los demà s, pero falible a los ojos de los reales pensamientos de aquellos que saben donde matarme!